lunes, 7 de marzo de 2016

El problema de los fariseos no era conocer demasiado de la Biblia

El problema de los fariseos no era su conocimiento de las escrituras. Algunos tratan de retratar a los fariseos como los grandes conocedores de la Biblia, y en cambio a Jesús como el que era guiado por el Espíritu. Por supuesto, Jesús era guiado por el Espíritu, pero el problema con el razonamiento anterior es que Jesús realmente conocía la Biblia mucho mejor que los fariseos. De hecho, en todas sus interacciones con ellos, Él nunca los reprendió por saber demasiado de las escrituras. Jesús sí los puso al descubierto por desobedecer y contradecir las escrituras al añadir sus propias tradiciones, pero no por saber demasiado de ellas. Él, por otro lado, cita el Antiguo Testamento con mucha frecuencia y enseña que las escrituras no pueden ser quebrantadas y que aun si desaparecen el cielo y tierra, la palabra de Dios permanecerá. En realidad, la opinión de Jesús sobre la Biblia es mucho más alta que la de los fariseos. 

Así que ¿cuál era su problema si no era demasiado conocimiento de las escrituras? Jesús revela muy claramente el asunto central al hablar a los líderes religiosos en Juan 5:39, "Ustedes examinan las Escrituras porque piensan tener en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio de Mí! “ (NBLH). El problema no era su conocimiento de las escrituras sino que no podían ver a Jesús como aquel a quien todas las escrituras estaban señalando. Pablo lo dice de esta manera en 2 Corintios 3:14-17, hablando de los judíos, dice, "Pero el entendimiento de ellos se endureció. Porque hasta el día de hoy, en la lectura del antiguo pacto (testamento) el mismo velo permanece sin alzarse, pues sólo en Cristo es quitado. 15 Y hasta el día de hoy, cada vez que se lee a Moisés, un velo está puesto sobre sus corazones. 16 Pero cuando alguien se vuelve al Señor, el velo es quitado.17 Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.". (NBLH). ¿Ves? Lo que les estorba no era que leían demasiado las escrituras, sino que no veían a Jesús como el cumplimiento de ellas. 


Jesús es el punto. Todas las promesas de Dios encuentran su "sí" en él (2 Corintios 1:20). Entonces, ¿cómo evitamos ser fariseos? ¿Eludiendo la enseñanza profunda de la Biblia? No. Más bien poniendo nuestra mirada en Jesús, revelado en su palabra, con los ojos de la fe otorgados por el Espíritu Santo. Pídele al Espíritu de Dios que te muestre a Jesús como el héroe de toda la historia bíblica y de cada historia pequeña, proverbio, poema y profecía hallada en ella. El Espíritu se deleita en enseñarnos más de Jesús, y le encanta tomar la verdad acerca de Jesús, aplicarla a nuestros corazones, y darnos poder para vivir a la luz de ella.


Por Nathan Cedarland, anciano en Iglesia Kaleo